PARA LOS MASONES, RECINTO DE COMUNIÓN.
Pude empezar con un método conocido, habitual por nosotros, el conocer y definir conforme la ciencia de la etimología, la palabra “Cámara”, para luego comentar en rededor de ella, en cambio hice la siguiente reflexión, para no hacerlo: “creo es de todos conocido y por mayoría aceptado, que la palabra “Cámara”, proviene del latín “Camara” y este del griego “kau-pa”, para hacer referencia a un sitio arqueado, que no necesariamente debe ser de piedra o concreto, pues la intención es remitirnos en apariencia, a un recinto en el que la estructura arqueada o abovedada, permita que la acústica, el aislamiento, sus paredes y el silencio, se conjuguen para lograr el nicho perfecto para la reflexión interior que nos auxiliará en el trajín del diario vivir”.
Por ello, mejor decidí hablar del simbolismo que representa para los QQ.´.HH.´.masones, la denominada “Cámara de Preparación o Reflexiones” la que nos toca conocer por cuerpo propio antes de iniciarnos como aprendices en esta augusta institución.
Ese recinto —destinado en algún lugar en logia—, quiero entender, corríjanme pues, simboliza al centro de la tierra, lugar de donde vinimos: la tierra da la vida y a ella habremos de retornar para convertirnos en parte de su polvo.
Si es así, como aprendiz, ahora puedo entender que el viaje inicia por saber quiénes fuimos, lo que somos y lo que en un futuro seremos. En efecto, ese recinto en verdad se convierte en “Cámara de Preparación o Reflexiones”, paso obligado para ser considerado en el futuro inmediato como miembro de una logia simbólica, dentro del grado de aprendiz.
El simbolismo al interior de la Cámara es vasto, empezamos pues con las paredes en color negro, el sin color llamado por algunos. Para el hermano masón le debe de representar la penumbra, lo desconocido, lo que se reduce en simbolizar a la ignorancia, ella, la ignorancia, es la que en mucho de los casos profanos nos domina y nos ciega ante el mundo divino y bello.
El iniciado debe de entender que su nacimiento esta por suceder, en la cámara, uno simbólicamente muere al entregar los miedos absurdos que dominan nuestra vida.
Los Huesos humanos, que pueden constituir una osamenta o estar por pieza, y las piedras que se aprecian, significan el caos en que nos encontramos inmersos, el que nos absorbe afuera de estas paredes, el que provoca en algunos casos, errar en la toma de decisiones.
La caja ósea (cráneo humano), representa la muerte, la que nos hace iguales, ella no distingue sexo, raza, religión, condición económica, etcétera. Debe inspirar a la reflexión, profunda como placentero sueño de recién nacido, que nos provoca entender que para el G.´.A.´.D.´.U.´., la honestidad como virtud se práctica en todo momento, por ello ante esa soledad e incertidumbre uno debe de meditar a conciencia el paso que está dando. QQ.´.HH.´. no pido seamos valientes, solamente honestos.
La sal, simboliza entre otras cosas, el fruto del esfuerzo, es decir, es la enseñanza de que debemos trabajar en armonía, entregando grandes obras a la humanidad, o cuando mínimo, nuestro mayor esfuerzo y empeño en nuestros trabajos profanos o en logia, como hombres de familia, como padres, como hermanos, amigos o simplemente por brindarse a un semejante.
La ceniza, resultado del elemento del fuego, simboliza a la necesidad de incrementar la producción por parte del Q.´.H.´.masón, pues esas cenizas se convertirán en el fruto o materia prima futura que a de utilizarse para labrar mejores empresas, tanto en el mundo exterior como al interior de alguna logia, en nuestro caso y si ustedes me autorizan, en Juan Bautista #45.
La lámpara sepulcral, cuya luz es débil, representa la vida del hombre, la que debe ser apoyada con amor fraternal para lograr no desviar el camino. Todo esfuerzo individual es meritorio, pero entre masones, como pido para la humanidad, la unión hace la fuerza. ¡Sigamos unidos queridos hermanos!
El vaso con agua simboliza la creación, la fecundación sobre las cosas, la esencia de la vida, materialmente sirve para calmar la sed, irrigar la cosecha, entre otros usos. Siempre debemos tener en cuenta su uso moderado, evitando los excesos; en el simbolismo masónico representa aún más de lo que apenas he dilucidado, espero con el auxilio de todos, poco a poco, en su momento, entenderlo.
El pan, símbolo de alimento corpóreo, utilizado para mitigar el hambre, nos ilustra que como él, debemos de estar prestos al auxilio masónico, en cualquiera de las hipótesis que se puedan presentar. Además, como masones debemos entender que a lo hora de repartir el pan, lo que retomo en sentido figurado, debe de prevalecer la equidad con respecto a cada hermano y ser humano que este ante nosotros.
El Reloj, que ha de ser de preferencia de arena, nos ilustra sin mayor obstáculo el tiempo. Es precisamente el tiempo el que nos recuerda la corta duración de algo, de un evento, de una acción o simplemente la duración de la vida del cuerpo físico, por consecuencia simboliza para el masón, en mi opinión, el incansable tic tac de cada aliento, para no olvidar que nuestro templo interior se construye a cada segundo, en completa batalla contra nuestras pasiones. El tiempo también nos da la experiencia, llega a nuestra boca el consejo para el hermano necesitado de otro hermano. Queridos hermanos míos, los convoco a no desperdiciarlo, permítanme la expresión, es un recurso no renovable.
Con ese simbolismo, el próximo aprendiz, con ecuanimidad interior y exterior, deberá de dar respuesta a las tres preguntas en la plancha triangular, como todos lo hicimos en su momento con el ceremonial acostumbrado.
Por último, llega la hora de testar, que en su primera acepción significa, “hacer testamento”, en él, no se pretende realmente haga el prospecto aprendiz de masón, una traslación material de su fortuna, lo que se busca es ver a través de sus reflejos, si en él impera la bondad, la magnificencia, la humildad y la equidad, en mi opinión, pues lo que habrá de definir parte de su incorporación a este cuerpo colegiado —logia—, es la intención que tenga de heredar al mundo, por supuesto a sus familiares, los legados de las buenas costumbres, resumido en el amor fraternal.
La plancha triangular donde se habrá de testar, respecto a sus lados, simbolizan las tres fuerzas naturales dadoras de vida: agua, aire y fuego. Elementos que fecundan la tierra. Desde la antigüedad —tiempos presocráticos—, los griegos, los indios y los japoneses, coincidían en esencia de su existencia; dichos elementos representan en la filosofía, ciencia y medicina griega la comprensión del cosmos donde convive todo lo existente. Empédocles de Agrigento, poeta y filósofo griego de la antigüedad, estudioso o bien pude ser considerado precursor del tema, establecía que el amor debe de reunir esos elementos, teniendo al odio como su contraparte.
Es así hermanos, que resumo, no es intención jamás de infringir terror en la “Cámara de Preparación o Reflexión”, por el contrario, al guardar en ella al hermano próximo escultor de piedra bruta, es con el fin objeto de asentar sus capacidades humanas, para agudizarle, a través de su temple, los cinco sentidos, hoy conocidos por mí: oído, olfato, vista, tacto y gusto, lo que lo lleva como nos llevó, a descubrir si verdaderamente estamos o no preparados para nuestro nacimiento a la luz, al morir al interior de la Cámara, fuente de sabiduría masónica, por ello, las siglas V.I.T.R.I.O.L. que creo encierran mucho significado simbólico, que encontré como aceptadas en algunos ceremoniales, plasmadas al interior de la Cámara, son la guía para entender que en la visita al interior de la tierra y rectificando, hallaremos la piedra oculta.
Lo anterior, me permite afirmar, que en la masonería no se vale el disimulo, el desdén, la mentira o cualquier calificativo de ese tipo, volvamos cuando estemos en penumbra al centro de nuestro ser, donde se encuentra cada Cámara de Reflexión, y hagamos lo propio.
Hermanos, sirva mi reflexión para convocarlos a continuar por la senda de la virtud.
Con amor fraternal.
A.´.M.´. Juan Pablo Pacheco Chávez.